Tras 12 años de duro trabajo, muchas pruebas y un largo proceso de perfeccionamiento, el ingeniero Sergio de Rico presenta E-Rescue, un sistema de seguridad vial con el que espera salvar muchas vidas.
Se trata de un invento, a día de hoy ya multipremiado, que convierte las butacas de un autocar en camillas. A simple vista, se trata de un cuadrado amarillo de metal con barras de aluminio reforzado, tornillos y una bolsa adherida. La estructura se instala entre la butaca del autobús y el bastidor y, en caso de accidente, el rescatador puede liberar la silla y convertirla en una camilla. A su vez, al accionar el mecanismo del asiento también se desprende un paquete, similar al de los chalecos salvavidas de los aviones, que contiene un collarín y un arnés de inmovilización del paciente, con el que es posible sujetarlo al respaldo.
Como explica el ingeniero en una entrevista en El País “un accidente es una carrera contra reloj: el traslado al hospital en los primeros 60 minutos resulta clave para salvar vidas”.
De Rico estudió Ingeniería Industrial pero durante los años de universidad se hizo técnico sanitario y recorrió Madrid en UVI móviles. Actuó en todo tipo de situaciones, aunque lo que más le impresionó fueron los accidentes de tráfico, pues “exigen el traslado de los lesionados a un hospital cuanto antes, a ser posible en los primeros 60 minutos, la hora de oro, clave para realizar las intervenciones médicas que evitan la muerte”. Para posibilitar ese traslado es necesario inmovilizar al paciente y sacarlo del vehículo despacio. Y así fue, sobre el terreno, como se le ocurrió la idea. Como apunta el artículo publicado en El País, el dispositivo habitual para inmovilizar heridos es la férula de Kendrick, un corsé rígido que se le coloca al accidentado y que obliga a manipular a la persona y a sacarla a pulso para colocarla sobre la camilla, un proceso que De Rico pensó que merecía la pena agilizar.
De hecho, gracias a una ayuda del programa Horizon 2020 de la Comisión Europea, el año pasado organizó un simulacro para mostrar el potencial de su dispositivo. Un equipo del Servicio de Urgencia Médica de Madrid se enfrentó a la tarea de rescatar a los 55 ocupantes de un autobús con y sin su sistema instalado.
El rescate tradicional se prolongó una hora y veinte minutos: los operarios se adentraron con dificultad en el autocar; apenas tenían hueco para manipular camillas y pacientes. Con su mecanismo, la evacuación duró media hora; los rescatadores volaron al ritmo de dos liberados por minuto, reduciendo el tiempo de rescate a menos de la mitad del habitual.
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Seguridad post accidente
La mayoría de soluciones en seguridad vial tratan de prevenir accidentes pero el enfoque del ingeniero es distinto: su invento no evita la coalición y tampoco sirve si no se lleva abrochado el cinturón de seguridad. Se trata de un sistema de seguridad post accidente. Como apunta De Rico, “si los barcos llevan botes salvavidas, ¿por qué no buscar elementos similares para los vehículos de carretera?”.
Un invento reconocido y en uso
Con esta idea, el ingeniero De Rico ganó en 2009 el accésit del Colegio de Ingenieros de Madrid al mejor proyecto de fin de carrera, el Premio de la Fundación Barreiros en 2012 y el Premio Emprendedores y Seguridad Vial de la Fundación Línea Directa en 2018. Este año ha puesto en marcha la nave a las afueras de Madrid, desde donde prevé comenzar a producir a gran escala. Además, el sistema ya ha sido instalado en 12 autobuses: 2 de la empresa ALSA (líder del sector) y otros 10 en autocares que usa Petronor para trasladar a sus empleados.
En un inicio, E-Rescue iba destinado a los coches particulares, pero optó por arrancar con los autobuses para que el concepto entrara rápidamente. Ahora, tras haber superado el diseño de los prototipos, el lento avance prueba y error, las visitas a ferias del automóvil por Europa —“les presentaba una solución para un problema que ni se habían planteado”—, la elección de los materiales (propios de la industria aeronáutica), los ensayos y homologaciones oficiales, los papeleos de patentes, la búsqueda de inversores, etc. De Rico confía en que llegará a los turismos y “que esta idea se haga universal y pueda salvar cuantas más vidas mejor”.