Aunque cada vez hay más niñas escolarizadas, estas no sacan el mismo provecho que los niños de la igualdad de oportunidades y no se benefician plenamente de los estudios que han escogido.
Según el informe Descifrar el código: La educación de las niñas y las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), publicado por la UNESCO en 2019, solo un 28% del total de investigadores del mundo son mujeres y, con respecto a la educación superior, las chicas representan solo el 35% de los estudiantes matriculados en los estudios de las áreas relacionadas con STEM.
Si observamos estas cifras detalladamente, las chicas representan el 15% de los graduados en Ingeniería, el 19% en Informática y el 38% en Matemáticas. En el caso concreto de España, un estudio de la Universidad Camilo José Cela analiza las causas de esta brecha de género a partir de los datos del informe PISA, y concluye que este hecho comienza durante la secundaria, en que la proporción de chicas que quieren estudiar ciencias es tres veces menor que la de chicos.
De dónde viene esta desigualdad
Todos estos datos demuestran que la brecha de género es una realidad a pesar de que la tecnología sigue presente en nuestro día a día. Según el informe de la UNESCO, algunos de los factores que impiden que las niñas progresen en este ámbito son: los estereotipos y normas sociales, la discriminación y las expectativas que impactan la calidad de la educación que reciben.
Estas ideas generalizadas comienzan desde muy jóvenes, con los juguetes que reciben, los libros que leen o el tipo de ropa que llevan. Por eso, el cambio empieza por abordar estos prejuicios sociales.
Tal como explica la UNESCO, solo 17 mujeres han ganado el Premio Nobel de Física, Química o Medicina desde que Marie Curie lo obtuvo en 1903, en contraposición a 572 hombres galardonados en estas categorías. Con estos detalles podemos ver la clara discriminación en los ámbitos técnicos, así como la falta de referentes femeninos.
¿Qué hay que hacer?
La falta de representación que afecta a las niñas en las STEM está profundamente arraigada y frena su progreso hacia el desarrollo sostenible. En este sentido, es necesario luchar contra los estereotipos de género e intentar fomentar la igualdad en todos los ámbitos.
Por otra parte, también es imprescindible realizar actividades relacionadas con la ingeniería desde la infancia, ya que cuando las estudiantes participan en una actividad de este tipo, se pueden ver a sí mismas como ingenieras. Las escuelas e institutos pueden incentivar este tipo de actividades promoviendo un ambiente de aprendizaje no competitivo.
Otro elemento clave es ofrecer modelos a seguir en los ámbitos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. De este modo, las niñas se podrán sentir identificadas y se sentirán motivadas a hacer realidad sus metas profesionales.
Cada vez más van apareciendo iniciativas que buscan fomentar vocaciones STEM e impulsar el talento femenino. Entre otros, programas de mentoría, becas, charlas o congresos. Sin embargo, lo más importante es dar visibilidad a estos proyectos para que niñas y mujeres puedan llegar a conocerlos y tengan la oportunidad de formar parte de ellos.