Actualmente, llegar al momento de la jubilación con la esperanza de mantener un nivel de vida similar al que podríamos estar acostumbrados en nuestra etapa profesionalmente activa es una incertidumbre en mayúsculas, sobre todo para las generaciones que ven cercana esta etapa de la vida, y contratar un buen plan de ahorro o de pensiones parece más importante que nunca.
Según el Eurostat, la Oficina de Estadística Europea, España se sitúa a la cola de la Unión Europea en cuanto a número de hijos. Las familias tienen, de media, 1’24 hijos, mientras que en Europa la tasa de natalidad es de 1’53. Además, todavía estamos más lejos de la tasa de fertilidad, que se considera necesaria para conseguir el reemplazo generacional: 2’1 hijos por familia.
Los problemas a los que se enfrenta el sistema público de pensiones
Si cada vez hay menos nacimientos y menos personas que trabajan, esto se traduce a un menor número y a la vez una menor cantidad de cotizaciones, y en esta situación no hay duda de que nuestro sistema de pensiones peligra. Este sistema, en España, funciona sobre cinco principios: principio de repartición, de proporcionalidad contributiva, de universalidad, de gestión pública y de suficiencia de prestaciones. El organismo encargado de gestionar todo este entramado es la Seguridad Social, y el principal problema a la hora de mantener este engranaje es que para hacerlo funcionar se necesita dinero que proviene de la población activa. El sistema de repartición se financia con las cotizaciones de los trabajadores activos. Esto quiere decir que el grupo de personas en estado pasivo, que ya no están trabajando y en cambio están cobrando la pensión de jubilación, necesitan una buena y amplia base de cotizantes actuales para garantizar el cobro futuro de esta pensión de jubilación.
Sin dinero, o con mucho menos de los necesarios, como ha estado pasando en los últimos años, esta institución no puede garantizar unas prestaciones mínimas que protejan a las personas jubiladas. Por lo tanto, las pensiones son cada vez más bajas, o se tienen que revisar a la baja y, en algunos casos, insuficientes para poder hacer frente a todos los gastos personales y del hogar.
Los beneficios de los programas de previsión social destinados a la jubilación
Contar y tener contratado un plan de ahorro o pensiones con previsión para complementar nuestra pensión de jubilación futura es una buena alternativa. Se trata de un producto de ahorro a largo plazo pensado para empezar a disfrutarlo en el momento de jubilarse.
El objetivo es tener más seguridad económica en el futuro y menos incertidumbre sobre si, con nuestra pensión de la Seguridad Social, será suficiente para continuar manteniendo el nivel de vida al que estamos acostumbrados. No dependemos económicamente de las pensiones de la Seguridad Social, sino que disfrutaremos de un colchón de ahorros que habremos ido acumulando en función del tipo de plan contratado.
Este planteamiento no solo es beneficioso para cada persona que quiere prever su situación post-jubilación. También comporta beneficios sobre las empresas que quieran implementar un plan de previsión social para sus trabajadores. Estos planes pueden ser muy flexibles y adaptarse a los diferentes tipos de planteamiento que la empresa quiera adoptar. Además, también pueden variar en función del tipo de plantilla, y pueden destinarse a la totalidad o solo a una parte de la plantilla de trabajadores. Con un programa de previsión social para empresas, es la compañía la que llega a un acuerdo con los trabajadores, los asegurados y, por lo tanto, les ofrece cobertura y más seguridad.
En La Mutua de los Ingenieros cuidamos de tu futuro
Desde La Mutua de los Ingenieros sabemos lo importante que es ofrecer y contar con un elemento previsor para el momento de nuestra jubilación. Por eso, disponemos del Plan de Ahorro Multiempresa Previsión, un plan destinado a todas aquellas empresas interesadas en la previsión social, y a proporcionar un plan de ahorro destinado a mejorar la etapa de jubilación de sus trabajadores. Entre las ventajas se encuentran la flexibilidad en las aportaciones y en la variación de las inversiones realizadas y las consideraciones fiscales de las que disfruta.