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Los costes de no hacer testamento

No es necesario contar con un gran patrimonio para planificar una herencia. A nivel personal o en la empresa, hay que estructurar la sucesión. Al final, se trata de hacer los deberes y evitar conflictos familiares y situaciones desagradables para minimizar riesgos. Una mala planificación sucesoria puede incluso romper la convivencia con los seres más queridos. El objetivo final es que toda la familia vuelva a reunirse en la mesa la siguiente Navidad.

El asesoramiento en materia de planificación sucesoria es muy importante porque puede salvar estas situaciones incómodas con buenos consejos, y a tiempo. De hecho, lo primero que hay que tener en cuenta antes de plantear una sucesión es planificarla con tiempo, evitando las prisas. Es necesario observar todos los posibles escenarios en tu empresa, tenga el tamaño que tenga, o en tu familia. En segundo lugar, hay que prever las consecuencias económicas.  

 

Planificar y calcular los posibles costes

Según los datos del Consejo General del Notariado, se renuncia a un 10% de las herencias en España porque hay que pagar muchos impuestos. Esto quiere decir que hay que calcular si es mejor realizar donaciones en vida o dejarlas en testamento. Y también hay que tener presente cuándo hay que abonar los impuestos. En principio, habrá que calcular si hay que afrontar pagos en:  

  • El impuesto de Sucesiones y Donaciones, que varía en función de la Comunidad Autónoma donde se reside (en algunas la exención es casi del 100%).
  • El Impuesto sobre el Incremento del Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana (IIVTNU), más conocido como la plusvalía municipal. Grava el incremento de valor que experimentan unos terrenos en caso de venta. En este caso, el asesoramiento es especialmente relevante, porque una sentencia del Tribunal Constitucional de 2018 estableció que no hay que pagar este impuesto en caso que no haya aumento del valor del terreno.
  • El IRPF, en el caso de una donación en vida. Si transmitimos a un hijo cualquier activo, por ejemplo, deberemos reflejar en la declaración de la Renta la diferencia entre el valor de compra y el valor atribuido en la donación. Esta diferencia tributa como ganancia patrimonial si el valor atribuido en la donación es mayor al valor de adquisición por parte de donante.

Así, después de tomarnos nuestro tiempo para planificar y calcular los posibles costes económicos de la sucesión, es aconsejable elaborar un inventario de los activos y bienes (así lo recomienda el periódico de información económica Cinco Días), para organizar el patrimonio en cuestión.

Una vez realizados estos tres pasos previos, ya podemos hacer testamento. Algo tan sencillo como ir al notario puede solucionar muchos problemas. Es una decisión que todos demoramos de forma inconsciente, pero que hay que tomar. Y para destacar la importancia de hacer testamento, nada mejor que un ejemplo más común de lo que parece: si tu pareja fallece y era propietaria de una empresa, ésta puede pasar a manos de tus hijos, en caso de no haber hecho testamento. El mismo ejemplo sirve para el piso habitual donde vives. Podría darse la situación de que tus hijos pudieran echarte de tu primera vivienda.

Las consecuencias de no hacer testamento no acaban aquí. Si, por lo que sea, no surgen familiares acreditados, la herencia intestada puede acabar traspasada a la administración pública competente.

Pacto sucesorio y protocolo familiar

Entonces, con hacer testamento, ¿ya es suficiente? A partir de aquí hay que tener en cuenta otras herramientas que pueden complementar y enriquecer un plan de sucesión. Una de estas figuras legales es el pacto sucesorio, que asegura la tranquilidad de todos los actores de una herencia. Aumenta el nivel de transparencia y se evitan esas sorpresas después de la defunción del causante y de abrir el testamento. Con todo, hay que tener en cuenta que el pacto sucesorio es irrevocable de forma unilareral, a diferencia del testamento, aunque, si las dos partes están de acuerdo, sí se puede revocar.

Tanto el pacto sucesorio como el protocolo familiar son instrumentos que suelen utilizarse en herencias de empresas familiares. Esta última figura, el protocolo familiar, puede regular el traspaso de los activos y bienes empresariales a la siguiente generación, pero se destina especialmente a fijar pautas en el funcionamiento de la empresa a corto, medio y largo plazo. Por ejemplo, determina si los hijos de los accionistas pueden acceder a cargos en los órganos de gobierno de la compañía o si deben recluirse en el consejo de administración. Se trata de una herramienta útil en sucesiones a partir de la segunda generación empresarial, cuando los nietos del fundador aspiran a la gestión de la empresa.      

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